jueves, 13 de marzo de 2008

De putas (como diría Cela)

Se llama Eliot Spitzer y, a estas alturas, quien más quien menos, todos hemos oído hablar de él. El oficio más antiguo del mundo le vuelve a jugar una mala pasada a un VIP, nada nuevo.

Eso sí. Spitzer lo ha hecho con clase. Nada de la primera que te cruzas en la calle, como Hugh Grant. Alto Standing y decenas de miles de dólares de gasto. Los hay pijos hasta para eso.

Lo mejor del caso, como pasó en su día con los Clinton o con cualquier otro, es la postura de las esposas. Todas les perdonan. Poderoso caballero es don Dinero.

A mí me gusta Sarkozy. La ex quiero decir. Él me da un poco de grima. O Sonsoles Zapatero, que hace su vida y luego sale para la foto de las elecciones. Savour faire dirían los franceses (se escribe así??).

Pero el premio es para las monarquías europeas. Todas menos la española, claro. Que aquí sigue siendo delito hablar mal de ellos. Aunque a lo mejor en Internet no. Vete a saber.

Antes, los padres se llevaban a los hijos de putas para que luego no hiciesen el ridículo la noche de bodas. Ahora se escandalizan (hasta los que han sido sus compañeros de orgía, claro).

Nadie hace nada por sacarlas de la calle, ni por evitar esa esclavitud que lleva tantos siglos sin que ni las propias mujeres luchen por abolir. Pero todos se rasgan las vestiduras cuando salta un "escándalo". Todos, menos las esposas.

Al final, será que es mejor que los maridos se desfoguen con las profesionales y las dejen en paz a ellas. Seguro que a alguna no le importa pagar ni unos cuantos miles de dólares por ello.

Y no sufráis mucho por él. Seguro que no pasa hambre. Y, además, hay mucho CEO putero por ahí que estará encantado de tenerle en el equipo. De Director Financiero, que para eso ha demostrado sus dotes como inversor.

Ahora lo bueno sería que saliese una de sus "proveedoras" y nos contase en un reality qué tal lo hace. Digo, por redondear la jugada.

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