talento para todos

Todas las compañías, en la actualidad, buscan “atraer el mejor talento”, “captar a los mejores” y un montón de obviedades como esas.

Mi abuelo decía hace 50 años: “nunca digas que no puedes hacer algo que haya hecho un hombre”. En realidad, se lo dijo a mi madre. Pero a mí me ha servido a lo largo de la vida. Lo importante no es el talento, ni los mejores. Lo importante, como dice Jim Collins, es “tener a la gente adecuada en el autobús”.

El ejemplo más claro son los deportes de equipo. Si eres el entrenador, no quieres que todos tus jugadores sean estrellas. Al final, esa fórmula no funciona. Quieres una combinación de estrellas, de genios capaces de resolver un partido en una jugada brillante, de luchadores que se pasan cada minuto del partido trabajando, de comodines que puedas colocar en diferentes situaciones en función de tus necesidades en cada momento, de uno o un par de líderes que empujen a los demás…

Así que, ¿por qué captar a los mejores? ¿Por qué tanta insistencia en el “talento”?

He aquí una verdad inmutable y obvia: ABSOLUTAMENTE TODOS NOSOTROS TENEMOS UN TALENTO INNATO.

He conocido a gente capaz de desmontar y volver a montar un motor que no había visto antes en su vida, sin haber estudiado nada de mecánica. He visto a gente manejar un ordenador al máximo nivel sin haber estudiado nada de informática. He visto a Donald Thomas saltar 2,22 metros la primera vez que practicaba el salto de altura ¡con unas zapatillas de baloncesto!

Es tan obvio como mirar a los niños. Cada uno tiene su especialidad, su “talento”. Lo importante es encontrarlo y desarrollarlo. Incluso el peor de la clase es el mejor en algo.